¿Qué son los pensamientos negativos?

Seguramente conocemos a alguien o nos hemos cruzado en algún momento con personas que las hemos percibido como negativas, que se quejan o manifiestan signos de ansiedad, depresión, irritabilidad y malestar constante. Efectivamente, existen personas cuya manera de ser suele estar condicionada por los pensamientos negativos.

Los pensamientos negativos no son más que esquemas cognitivos adquiridos mediante el aprendizaje que se van instaurando en el día a día de la persona y que se acaban validando. Estos pensamientos, generalmente, tienden a presentarse en forma de preocupaciones o fijaciones “futuribles”, es decir, presentan una eventualidad negativa en un futuro (a corto, medio o largo plazo) incierto.

Por tanto, podemos decir que un pensamiento negativo es una idea o creencia negativa y disfuncional que se manifiesta de manera automática y que surge de forma reactiva frente un contexto, situación o circunstancia.

Características de lo pensamientos negativos

La característica principal de este tipo de pensamientos negativos es su inmediatez o su automaticidad. El pensamiento aparece de forma automática y sutil, sin que la persona pueden reparar en su comprobación o pueda apelar a la racionalidad. De ahí que, precisamente, el pensamiento se vaya reforzando y acabe instalándose en el esquema cognitivo o mental de la persona que lo presenta.

Por su parte, el contenido de estos pensamientos negativos suele comportar palabras absolutistas y que son, a su vez, irracionales: “nada”,” nadie”, “nunca”, “siempre”, “todo”, …etc.

La persona que adquiere y presenta este esquema cognitivo frente una situación real de conflicto actual o de futuro, manifiesta un comportamiento ansioso, apático, irritable, de humor depresivo…que desencadena en un modo de ser, de vivir, disfuncional.

En este sentido, la persona va va construyendo un esquema o mapa mental que va definiendo según la influencia y su experiencia vital en relación a una situación o contexto determinado. Por tanto, ese funcionamiento acaba siendo una respuesta de adaptación a la realidad o al mundo que le rodea.

Por tanto, los factores principales de los pensamientos negativos suelen ser:

  • Aprendizaje desde la primera infancia
  • Influencia familiar
  • Influencia social
  • Influencia cultural
  • Aprendizaje y contextos de vida
  • Validación de la hipótesis

Tratamiento para los pensamientos negativos

Existen técnicas eficaces en la psicología actual que favorecen el cambio de paradigma y, con ello, el cambio de los pensamientos negativos por otros alternativos. Mediante la terapia cognitivo-conductual (TCC), el paciente puede experimentar y aprender que los conflictos forman parte del día a día de la persona y que la interpretación de los mismos (atendiendo a los esquemas cognitivos) es la clave para afrontarlos con éxito.

También sucede algo similar en aquellos casos que el paciente puede experimentar pensamientos irracionales frente a eventualidades o vicisitudes que están por suceder. El paciente acaba adquiriendo la habilidad necesaria para cuestionar los pensamientos negativos (en base a la evidencia y a la experiencia positiva), sin que le condicionen o le interfieran en su vida.

3 pasos a seguir para desactivar los pensamientos negativos:

  1. Identificación: Resulta clave poder identificar los primeros síntomas físicos y/o psíquicos que conlleva un pensamiento negativo automático. Estos síntomas pueden aparecer de las siguiente manera: Opresión en el pecho, falta de aire, sensación de mareo, agobio, temblor, bloqueo, falta de memoria, inquietud, pensamientos que anticipan un evento negativo, pensamientos absolutos (nada, todo, nunca, siempre…etc), pensamientos negativos…etc. Esta sintomatología es la precursora o la señal de alarma que en breve aparecerá un pensamiento y que habrá que desactivar.
  2. Cuestionar: Este es el paso más importante para la desactivación de los pensamientos negativos. La persona debe poner a prueba los pensamientos negativos mediante el cuestionamientos de las creencias irracionales, sin probar, que le llevan a emitir tal juicio.
  3. Substitución: Una vez se han cuestionado y se ha contrastado la validez de los pensamientos negativos, la persona realiza un ejercicio de substitución de pensamientos mediante la reestructuración cognitiva que, previamente, ha aprendido en terapia. Se substituyen los pensamientos negativos por otros más positivos y racionales.