La fobia y el temor

Es habitual escuchar testimonios o conocer a personas que padecen algún tipo de fobia. El temor es una emoción natural del ser humano y que, en su justa medida y en el momento objetivamente correspondiente, es muy útil para nuestra supervivencia. El caso más evidente es el de los niños: Durante su desarrollo, experimentan multitud de miedos que están relacionados con el descubrimiento y experiencia hacia lo desconocido, sin que exista una explicación racional y objetiva que puedan comprender a su corta edad. Es decir, el miedo o temor aparece en situaciones o contextos que no suponen un peligro o una amenaza real y, sin embargo, el paciente experimenta un conjunto de síntomas de tipo ansioso que desencadenan en fobia.

El esquema del miedo funciona en nuestro cerebro de la siguiente manera: En caso de un peligro potencialmente real y objetivo, nuestro cerebro (que presenta una parte primitiva) detecta una amenaza potencial para nuestra supervivencia y activa, automáticamente, nuestro sistema nervioso autónomo simpático para defenderse de una amenaza exterior. Todo ello produce una emoción o reacción natural: El miedo o temor.

Cuando el miedo se da ante situaciones que no guardan objetividad de peligro potencial, la reacción o emoción del miedo se vuelve desadaptativa y, por ende, patológica. Esa disfunción provoca que la persona que experimenta el miedo o temor no pueda desarrollar su vida con normalidad, interfiriéndole y limitándole su ámbito personal, social y laboral. La persona que experimenta una fobia presenta una conducta automática de supervivencia de evitación, huída… deja de hacer actividades o cosas por un temor irracional, por una aversión aprendida a ese espacio o lugar que le provoca una reacción desproporcionada y desajustada de miedo (no coger un vuelo para conocer otros países, no realizarse analíticas de sangre, evitar comer alimentos sólidos….entre otros).

Características y síntomas de la fobia

La fobia se caracteriza por una reacción de temor intensa, desproporcionada e irracional a algo que representa poco o ningún peligro. Es un trastorno que se encuentra englobado dentro de los trastornos de ansiedad y su origen suele ser experiencial, es decir, se aprende en base a una vivencia concreta y se refuerza con el tiempo mediante un mecanismo de defensa que es la huida o el rechazo.

Los pacientes que padecen una fobia determinada manifiestan una reacción desproporcionada al percibir o interpretar un peligro subjetivo. Numerosos estudios han concluido que, el origen de las fobias, está relacionado con la experiencia de la persona. El mecanismo de defensa que refuerza este temor irracional y desajustado a la situación vivida es la evitación o el rechazo. La persona que padece una fobia determinada, rehúye el contacto directo con esa situación, animal u objeto amenazante y ello favorece que la fobia se vaya manteniendo y fortaleciendo en el tiempo.

Síntomas de la fobia:

La persona que presenta una fobia, experimenta los siguientes síntomas:

  • Físicos: Sudoración, respiración acelerada, aumento de las pulsaciones del corazón, temblores, sequedad de boca, mareos, dolor de cabeza…entre otros.
  • Psicológicos: Pensamientos negativos que distorsionan la situación vivida.
  • Conductuales: Evitación o rechazo de la situación o estímulo.

Existen muchos tipos de fobias y, generalmente, todas ellas comparten un denominador común: La experiencia o el suceso vital.

Tipos de fobias

La fobia suele manifestarse como un temor reactivo sobre frente a un animal, objeto, medio o espacio concreto. Habitualmente, las fobias más comunes son:

  • Fobia a las arañas(aracnofobia)
  • Fobia a la sangre (hematofobia)
  • Fobia a las agujas (tripanofobia)
  • Fobia a volar (aerofobia)
  • Fobia al tragar (fagofobia)
  • Fobia a las alturas (acrofobia)
  • Fobia a los pájaros (ornitofobia)

Tratamiento de las fobias

La terapia psicológica cognitivo-conductual, la exposición o desensibilización sistemática y la combinación farmacológica son los tratamientos que han mostrado ser más eficaces para este tipo de trastorno. La idea principal del tratamiento de la fobia es suprimir o desconectar el círculo vicioso entre mente y conducta.

Desde la terapia cognitivo-conductual, se trata de un tratamiento basado en la toma de conciencia del esquema de la fobia; se busca la identificación del pensamiento negativo y la sustitución del mismo mediante el cuestionamiento del pensamiento irracional.

Desde la terapia de exposición, el psicólogo enfrenta al paciente a sus propios temores respecto a la fobia específica. En este sentido, la idea principal de esta técnica es afrontar la situación conflictiva durante un determinado tiempo mediante técnicas de respiración y control de las emociones. A largo plazo, la persona puede adquirir un dominio pleno de la situación.

Por último, desde la terapia orientada a la desensibilización sistemática, el terapeuta ayuda paulatina y progresivamente a la persona a presenciar, directa o indirectamente, la situación amenazante o conflictiva. Durante el transcurso de este tipo de terapia, se trabajan la gestión de las emociones y de los pensamientos irracionales, favoreciendo la presencia continuada del objeto o contexto amenazante.